Amada mía,
No es ya una novedad que me siento el hombre más dichoso del mundo al tenerte conmigo. Agradecerle a Dios por tu amor y por haberte puesto en mi camino queda muy cortito. Aunque viviese una eternidad, jamás voy a poder pagarle al creador por haberme dado tu amor en bendición.
No es ya una novedad que me siento el hombre más dichoso del mundo al tenerte conmigo. Agradecerle a Dios por tu amor y por haberte puesto en mi camino queda muy cortito. Aunque viviese una eternidad, jamás voy a poder pagarle al creador por haberme dado tu amor en bendición.
Todos los días sueño e imagino cosas a tu lado. Claro está que si no te quisiera como mi esposa, no haría nada de estas cosas. Pero mi mente vuela e imagina un mundo lleno de bendiciones para los dos. Te veo a ti junto a este loco temblando de felicidad delante de Dios para darnos el SI eterno. Estas casi al llanto. Y acercándome te digo: ‘TE AMO’.
Luego te veo feliz y saltando de alegría, me tienes que dar una enorme noticia dices, y de pronto una gigante sonrisa se dibuja en mi rostro. ¡¿SEREMOS PAPAS?! ¡¿ESTAMOS EMBARAZOS?! Nos arrodillamos y agradecemos a Dios por esa nueva gran y enorme bendición. Me veo junto nuestra pequeña llevándola a su primer día de clases. Esta hermosa como su madre. Un beso en mi mejía me hará recordarla durante todo el día.
¿Y hoy que celebramos? –te pregunto con asombro- y tú me respondes con felicidad: ‘Quería sorprenderte con esta cena al amor de mi vida’. Más yo tengo muchas cosas planeadas para los días de nuestro aniversario.
Te he visto además ya pasada en años. Con tu hermosa cabellera blanca y tus ojos de belleza eterna. Con tus manos delicadas y aun llenas de caricias para mí. Yo ya estoy algo acabado por la vida. Mi cuerpo no es el mismo cuando joven. Pero aun te sigo volviendo loca con él. Después de todo, el tiempo nos pasa la factura a todos. Pero lo que me asombra y hace feliz, es que aún nos seguimos amando como la primera vez. Aún seguimos sintiendo ese amor que nos unió cuando éramos novios. Y te logro susurrar al oído: ‘tomamos la mejor decisión al entregar nuestro amor en las manos de Dios’.
Pero princesa, esto no es solo un sueño. Es una petición que le he entregado a Dios en sus manos. Una petición de darnos un futuro lleno de amor y bendición en su nombre. Tal vez nuestra vida juntos no sea perfecta como en los cuentos de hadas. Pero junto a nuestro Dios podremos tener la victoria de todas nuestras batallas. Quizá no termine siendo el hombre más perfecto del mundo, pero prometo amarte, honrarte, cuidarte, mimarte, y ser solo tuyo para siempre. Y si esto parece una locura o una tontería de un niño iluso, no creas en estas palabras, cree en aquel Dios al que le he orado hace años por una mujer como tú.
Y seguro la vida para nadie es fácil, pero en Dios lo tenemos todo proveído. ESO TU ME LO HAS ENSEÑADO.
Me despido sin antes darte las gracias por amarme tal como lo haces. Por ser mi bendición y la mujer de mis oraciones. Recuerda que voy a estar aquí para ti todos los días de tu vida.
¿Y hoy que celebramos? –te pregunto con asombro- y tú me respondes con felicidad: ‘Quería sorprenderte con esta cena al amor de mi vida’. Más yo tengo muchas cosas planeadas para los días de nuestro aniversario.
Te he visto además ya pasada en años. Con tu hermosa cabellera blanca y tus ojos de belleza eterna. Con tus manos delicadas y aun llenas de caricias para mí. Yo ya estoy algo acabado por la vida. Mi cuerpo no es el mismo cuando joven. Pero aun te sigo volviendo loca con él. Después de todo, el tiempo nos pasa la factura a todos. Pero lo que me asombra y hace feliz, es que aún nos seguimos amando como la primera vez. Aún seguimos sintiendo ese amor que nos unió cuando éramos novios. Y te logro susurrar al oído: ‘tomamos la mejor decisión al entregar nuestro amor en las manos de Dios’.
Pero princesa, esto no es solo un sueño. Es una petición que le he entregado a Dios en sus manos. Una petición de darnos un futuro lleno de amor y bendición en su nombre. Tal vez nuestra vida juntos no sea perfecta como en los cuentos de hadas. Pero junto a nuestro Dios podremos tener la victoria de todas nuestras batallas. Quizá no termine siendo el hombre más perfecto del mundo, pero prometo amarte, honrarte, cuidarte, mimarte, y ser solo tuyo para siempre. Y si esto parece una locura o una tontería de un niño iluso, no creas en estas palabras, cree en aquel Dios al que le he orado hace años por una mujer como tú.
Y seguro la vida para nadie es fácil, pero en Dios lo tenemos todo proveído. ESO TU ME LO HAS ENSEÑADO.
Me despido sin antes darte las gracias por amarme tal como lo haces. Por ser mi bendición y la mujer de mis oraciones. Recuerda que voy a estar aquí para ti todos los días de tu vida.
TE AMO PRINCESA
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Cartas
DIOS AYUDAME A ENTENDER POR QUE NO ME QUIZO LA SEÑORA EXTRANJERA SI YO LA AMO A PESAR DE SER COMO ES
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